lunes, 19 de abril de 2010

Un día cualquiera, un hombre común

-Señora, ese es mi asiento

-Lo siento pero yo me subí primero y no estoy dispuesta a bajarme

-Señora, se lo repito, este es mi asiento, vea en el boleto, ahí dice 22

-No veo bien, y diga lo que diga, no me voy a mover, ya soy una mujer de edad

El resto de la gente parecía no molestarse por el incidente, de hecho nadie aparecía para zanjar el problema, la impotencia era no menor en la cabeza de Marco, la mujer ostentaba prepotencia y patronaje, lo trataba con aires superiores. Marco trabajaba en una fábrica, sin estudios en el cuerpo se había acostumbrado a ser el que recibe las ordenes, una vida de inferioridad, sin horizonte mayor al de hacer su trabajo. La vida le había cerrado puertas y escupido muchas veces, ofreciéndole solo pequeños espacios en los que podía tener el control, por ejemplo, al comprar un pasaje de bus, su número, el 22, la edad que tenía cuando murió su padre, la edad en que se tuvo que hacer cargo de una familia, cábala estúpida, incluso para él, pero era la instancia para elegir, para ser libre.

-Señora, siempre viajo en este asiento, por favor, busque otro, el bus no está lleno

-Busque uno usted, no sea roto, respeta a los mayores

Probablemente Marco habría buscado otro asiento, pero no soportaba que esa mujer lo tratara como basura. “Respeta a los mayores” sonaba casi como “respeta a tus superiores, rasca, pobre, negro, quien eres tú para exigirme algo”. Marco trataba de contenerse y no gritarle a la anciana, trataba de mantener la cordura en una situación tan estúpida, pelear por un asiento, y con un bus que no está lleno, es mas podría sentarse en casi cualquier otro asiento, pero no, en su mente se repetía la idea de “pagaste por ese número, es tu numero, nadie tiene derecho a quitártelo, y menos por un capricho de anciana”.

-Señora no me obligue a sacarla

-Lo haces y llamo a carabineros y te vas preso por atacar a una mujer de edad, además que quedaras como un cobarde. Atacar a una vieja como yo

Las cosas parecían salirse de control cuando el hombre que corta los boletos aparece, un muchacho flaco y diminuto, al lado de Marco, insignificante, al lado de la mujer, pues el sirviente perfecto. Indudable que la parcialidad de este juez estaba clara desde el comienzo del pleito, el hombrecito podía reconocer a su dueña. Algo en su genética lo hacía disminuirse frente a los superiores, algo lo instalaba en la total sumisión.

-¿Qué pasa? ¿Algún problema?

-La señora se sentó en mi asiento

-Yo me subí antes, tengo derecho sobre este asiento, vengo viajando ya casi una hora, y este joven se está subiendo recién, además es joven y se ve trabajador y vigoroso, no le deberá molestar sentarse en otro lugar

Hasta este momento, ya no era una pelea de a dos, el resto de los pasajeros comienza a molestarse, el bus no ha salido a la hora, y parece que tardara, no se puede partir cuando dos pasajeros están discutiendo, si bien con respeto (aparente respeto), también con bastante fuerza. Ahí es cuando las artimañas brotan, en la lucha, la mujer cambia notablemente el tono de voz, antes era la patrona, altanera y humillante, ahora era la abuela, nadie podría llevarle la contra, nadie que haya tenido una abuela, una que haya querido, la dulce ancianita, la de cuento infantil, pura hipocresía.

-Señor ¿Por qué no se sienta en otro lugar? Al final son todos iguales, y así podemos partir

Marco se le acerca al hombre, y le habla como para que nadie más escuche, a la mezcla de impotencia y rabia, se le une la vergüenza, hasta bajarse del bus había pensado -Compré el pasaje ayer, para irme en el 22 y no para sentarme en otro lugar, me gusta este asiento, siempre lo uso, y si alguien, quien quiera que fuera, se sienta en el, siempre actúa como alguien educado- Mira a la mujer –y busca otro asiento, no quiero ser yo el que busque otro asiento, me quiero sentar aquí ¿Cómo lo podemos arreglar?

La paciencia empezaba a colmarse, hay que reconocer que otra persona en su lugar habría explotado, pero Marco estaba llevando la situación como un caballero, otro habría colapsado ante las miradas de la gente del bus, ante la nula ayuda del hombre que corta los boletos y por supuesto, ante el desprecio ofrecido por esa mujer. Marco pensaba en las veces que tuvo que soportar abusos, cuando niño y sus compañeros se reían por traer zapatos y pantalones parchados, cuando adolecente y tuvo que soportar la vergüenza al llevar a sus parejas a una casa armada con desechos y en la periferia. Pero el peor momento fue su precoz adultez, y soportar empleos con jefes imbéciles, incapaces de entender que los empleados eran humanos, tipos que no podían conocer la empatía. Cuanta contención, cuanto abuso, cuantos momentos de quedarse callado, esta no podía ser una más de esas contenciones. No podía salir de ahí sin lo poco y nada que podía controlar en su vida, el asiento en el que viajaría a su hogar, el numero 22, la edad que tenía cuando tuvo que echarse a la espalda el peso de la familia, hermanos pequeños, madre inútil con vocación de esclava, no podía aceptar que una mujer que ya ha vivido, que ha mandado, que ha humillado, se lleve una de las pocas cosas que le pertenece.

-Señora, le voy una oportunidad para que salga de mi asiento si no…

-¿Sino qué? ¿Me vas a golpear? No me extrañaría ese comportamiento, de un roto como tú, señor -diciéndole al hombre que corta los boletos –le exijo que baje del bus a este marginal. Deberían controlar la calidad de la gente que viaja en este línea, se está llenando de rotos, baje a este delincuente y partamos, apúrese.

Esas palabras, el desprecio y la frialdad, lo necesario para que un hombre tratado siempre con la punta del pie, sin amor, sin respeto, perdiera la compostura, esas palabras, marginal, delincuente, activaron los años de abusos, los años de maltratos, una sociedad indolente canalizándose en una violencia que estaba por explotar.

Marco, sin aviso o mediación tomó a la mujer por los cabellos, y con la mano libre la abofeteó con rabia, el hombre que corta los boletos se abalanzó sobre los fuertes brazos, pero su físico no fue el suficiente para detener la golpiza, otras personas querían ayudar a la mujer, pero no había espacio para enfrentar a Marco, otros fueron indiferentes, parecía que a la mitad de los pasajeros les hacia cierta gracia que golpearan de esa manera a la anciana. Marco no estaba dispuesto a detenerse, los golpes eran cada vez más duros, los gritos de la mujer podrían graficar una curva descendente, empezaron de manera muy suave, transformándose en gritos desesperados, para concluir en inaudibles lamentos. El rostro hinchado y sanguinolento, nariz quebrada, espacios vacios en la boca, la ropa ajada, y los nudillos de Marco llenos de sangre, la imagen perfecta para irse al infierno sin juicios ni trámites. Marco tomó a la mujer bajo su brazo, el cuerpo diminuto y quebrado era dócil frente a sus fuertes brazos, la mujer parecía pesar aire. Salió con ella del bus, ya la policía había sido alertada y lo esperaban en la estación, frente al bus.

-Suéltala, estas rodeado, no tienes nada que hacer, no tienes que seguir con esto, déjala ahora y entrégate, nadie quiere hacerte daño, aunque estamos dispuestos a usar nuestras armas si no la sueltas.

No decía nada, solo pensaba en que nadie podía seguir abusando de él. Traía a la mujer bajo el brazo, quejidos salían del pobre cuerpo, no cabía duda que la anciana seguía con vida y con un trato rápido, los médicos podrían salvarla, pero Marco no pensaba en la salud de la mujer, solo pensaba en lo que le habían quitado y en las veces que lo pisotearon.

Los recuerdos le llenaban la cabeza, pensó en la ves que fue a ver una mujer, en un barrio que no le correspondía, cuando una patrulla lo detuvo y le pidió los documentos, este no los tenía –Apuesto que andas robando- así que lo subieron al carro, estuvo tres días en una celda, junto a criminales y prostitutas, de alguna manera la sociedad le estaba diciendo que ese era su lugar, al lado de la miseria, de los desechos. En ese momento dejó a la mujer en el suelo, haciendo pensar al publico que todo había terminado, pero solo lo hiso para cambiar el tipo de agarre con el que dominaba a la mujer, ya no la tenía bajo su brazo, ahora la sostenía firme de los pelos, amenazándola con patearla si trataba de soltarse. Todos los ojos sobre él y su víctima, todos los ojos, niños, mujeres, hombres impotentes, Marco estaba siendo libre y controlador, nadie podría humillarlo, nadie podría pasar sobre él. La vida de una mujer estaba en sus manos y nadie se atrevía a nada, veían en sus ojos las ganas de matar, hasta la policía, con sus armas, se sentía impotente, solo se limitaban a decirle con fuerza que la dejara a un lado y se entregara, pero Marco por primera vez estaba disfrutando de algo, esto no era elegir el asiento del bus, sino que era darle la oportunidad a alguien para continuar.

En un instante Marco se dirigió a la mujer, la que parecía muerta, aunque respiraba.

-Todo esto se habría evitado si me hubiera entregado el asiento, ahora mire como ha quedado, yo no lo siento- y arrodillándose para hablarle de cerca –esto es solo su culpa.

Marco deja con mucho cuidado a la mujer y levanta las manos. Era la señal que esperaban algunos policías para acercarse con esposas mientras otros apuntaban con sus armas. Todo parecía haber terminado, todos respiran, se escuchan suspiros, todo era paz hasta que Marco gira nuevamente hacia la mujer, semiinconsciente, y con la misma furia desatada en el bus, empieza a propinar fuertes golpes de pie en la cabeza y el resto del cuerpo, la policía se abalanza hacia él, es brutal el forcejeo, Marco se sentía inmortal y todo poderoso, podría enfrentar a cualquiera.

Las manos se perdían, y ya eran varios policías sobre Marco, algunos golpes de palos y de botas, los puños también se perdían, Marco en un intento por zafarse y en la confusión de los cuerpos, logra tomar el arma de servicio de uno de los policías, disparando a los bultos, la golpiza lo tenía parcialmente ciego y escuchando solo de un oído. Fue necesario un tiro para desatar el desastre. Una de tantas, certera, dio en la cabeza de Marco, lo primero fue intenso, luego rojo, para difuminarse en un profundo negro.

Había terminado, las humillaciones, el abuso, la violencia. Todo había terminado, rápidamente levantaron los cuerpos, ambulancias, gente de blanco, jueces y peritos revisando los lugares, los pasajeros esperaron otros buses, muchos decidieron no viajar y el terminal sufrió una gran congestión por las ambulancias y las zonas clausuradas. En la zona solo los expertos y autorizados, nadie más habla, nadie conoce la historia de Marco, a la mujer la llevaron rápidamente a Santiago, a una clínica cordillerana.

-¿El tipo tiene identificación?

-No señor, no porta identificación.

-Típico de delincuentes como estos, uno menos.

-Pobre señora, ojala este bien, no sé qué tipo de bestia es capaz de hacer algo como eso.

-El tipo de bestia que termina con una bala en la cabeza, malditos delincuentes, nacen para esto, habría que exterminarlos a todos- deteniéndose un momento sobre el cadáver –Desgraciado, estas bien muerto.

-Sí señor, está bien muerto.

miércoles, 28 de enero de 2009

Amantes


-No tienes porque hacer todo esto.

-Calla, es un gusto, si no quisiera, no estaría aquí. Es más, creo que ni remotamente te dirigiría la palabra.

-¿Es posible ser más parecidos? Lo que dijiste lo he pensado muchas veces.

-Anda, ayúdame con esto, no es trabajo simple. Colabora.

-Olvídale, así y solo así lo prefiero. La libertad pareciera ser lo único que se respira aquí, no hay lujuria, no hay odio, solo libertad.

-¿Tú crees? ¿Libertad frente a qué? Porque a mí no me parece.

-En realidad, nunca seré libre de ti, aunque ha sido mi decisión. Estoy completamente a gusto perteneciéndote.

-Es lindo que digas eso. Hasta que la muerte…

-¿Qué haces?

-Nada, en realidad siento Nada. Pareciera que te amo, y profundamente Nada ¿Podría parecer algo más eterno?

-No lo creo, yo también te estoy amando, pero a mi manera, diferente, dual, amor luminoso y oscuro.

-¿Te molesta mi pelo? Lo puedo amarrar.

-No, déjalo así, me gusta que me abrase… a veces me susurra.

-Eso lo hace mi boca.

-La más roja que he visto.

-¿Y has visto muchas?

-No tienes porque hacer esto.

-¿Qué cosa? ¿Nada? ¿No es eso lo que estoy haciendo?

-Me estas amando.

-Y tú a mí.

-¿Por qué no mejor el silencio?

-Porque tú no eres así, te encontré de una manera y no camaleónica.

-¿Seguro no te molesta mi pelo?

-Esa pregunta suena casi como si me preguntaras si me molestan tus ojos o tu risa. Seguro, no me molesta tu pelo.

-Por esto me sumerjo en la Nada.

-Y eso que es nada ¿Y si fuera algo?

-Si fuera algo, estaría con Dios, o quizá algún diablo ¿Sabías que son varios?

-Solo sé que estas aquí, y que no puedo perderte, o dejarte, o borrarte.

-Levántate.

-¿Qué quieres hacer?

-Solo levántate.

-No te entiendo, pero eso es lo mejor, solo ser contigo sin mascaras, mediaciones o complejos ¿Hay algo más puro?

-La Nada y el amor.

-Y el silencio.

-El silencio de amantes.

-De esos que se miran y se hablan al oído.

-Y se besan.

-Y se tocan.

-Y se callan.

-Se callan

-…

-…

domingo, 2 de noviembre de 2008

Hoy puede ser un gran dia (y mañana tambien)


Pareciera que cada vez que presento algo en este blog tengo que repasar todo lo que viene pasando y lo que no. Claro, eso me pasa por dejar tanto tiempo entre escrito y escrito, aunque tampoco es una obligación explicar el porque de la ausencia. En fin, pareciera que me siento a escribir aquí cuando alguna crisis me afecta.

Pregunto al lector, solo para saber si soy el único en pasar por estos avatares. Y es que la soledad pareciera manifestarse como un gran demonio dispuesta a desgarrar mis carnes y devorar mis entrañas. ¿Alguien se ha sentido estando en un lugar y que el entorno pareciera manifestarse esquivando al uno? Solo se detiene cuando hay una luz de advertencia o adversidad, digo adversidad como pedir un favor o reaccionar en la misericordia, cuando se ve al interlocutor completamente aturdido y desesperado a un lado de la vía vital. Yo siento eso, pareciera que nada de lo que me rodea esta por aquí en completa inocencia, pareciera que todo es por algún grado de interés o coincidencia. A veces solo basta con un interés emocional para ser puro interés y nada de transparencia y perfección en el sentimiento “estoy cerca de ti, porque tenerte fuera altera mis estructuras y no quiero eso (lo que pase por ti, creo que no me importa… tanto)”. Me pregunto ahora ¿Cuándo será el día en que pueda mirar al lado y decir sin censuras “no tengo miedo de abrirme, pues se que no saldré lastimado”?

Hace unos días, alguien hizo el lindo ejercicio de definirme, una de las características expuestas era que necesito del mundo, del entorno para sobrevivir. Como decir que no cuando todos requerimos de algo a que aferrarse, algo en donde encontrar el sentido, unos son creyentes de divinidades, otros seguidores de equipos de futbol, otros son devotos de sus parejas, otros de su grupo de amigos. Pues yo creo que estoy fuera de esos círculos, y no por completa convicción y convencimiento, sino que por las circunstancias y lo complejo de mis interacciones con el exterior.

Cada día pienso que la soledad existencial es el futuro que me espera, a veces estoy feliz con ello, a veces me angustia. Lo único que tengo muy claro es que en cualquiera de las manifestaciones de mi existencia, yo sigo siendo la medida de mis pasiones y lógicas.

lunes, 18 de agosto de 2008

Hablar de mucho y de nada.


Cosas, han sucedido cosas. Mi madre lucha que lucha, el trabajo inestable como siempre, el corazón que se ocupaba, pero no, y casi me muero haciendo lo único que he amado de verdad (después de la familia, claro esta).

Quien me manda a meterme a un cajón a más de 2000 metros de altura, con uno de los temporales mas fuertes del año, nadie. Ahí estaba, mojado y con un frío de mierda, afirmando la carpa, pensando que todo se volaba y que las cosas se pondrían horribles. Pero tengo que aceptar que me esperaba algo como lo vivido, y pa que estamos con cosas, también sabía que iba a salir completo, aun que en un instante por mi mente se presentó la posibilidad de quedar ahí tirado, tieso y azulito por el frío, alimento refrigerado para cóndores. De todas formas el saldo final es positivo, pues de esas experiencias se sacan cosas en limpio y también la piel se curte, podré enfrentar situaciones más complejas, sin tiritar.

Otro tópico es el corazón, pues late late, pero solo solo. Las imágenes, las miradas, las palabras engañan y engatusan, sin querer o con maliciosa intención, pero al fin y al cabo, nada es lo que debiera, o lo que parece. De todas formas hay que asumirse sano y completo, listo para volver a estrellarse contra la gran muralla que es la existencia emocional. En fin, siempre tan lejos tan cerca, siempre como faltando la chaucha pal peso, resignado a la eterna fidelidad de la naturaleza, el cerro me es fiel, aunque ya me haya querido matar una vez (no será la ultima, eso lo tengo claro), quien te quiere te aporrea.

Finalmente, pareciera que no hay mucho que hablar o que contar, las situaciones están todas bizarras, extrañas, no hay esa tranquilidad que busco, siempre sucede lo mismo, pareciera que ahí esta, lo voy a tomar, pero se mueve al costado, nuevamente me acerco y nuevamente se mueve, pareciera que nunca lo alcanzo, pareciera que el status quo no es para mi, el ultimo minuto, el instante es mi existencia.

¿Y porque la nada? Pues nada es algo, indefinible, corpóreo, inmenso, infinito intangible, pero con forma. Es nada, y eso de a poco me rodea, pareciera que estoy flotando en la contradicción de lo atemporal, la suspensión, el epogé. A lo mejor me estoy tomando muy a pecho esto del ser y estar, juego verbal y existencial, pues uno tan solo esta y el resto de la vida no es más que una elaborada anécdota. Un día se deja de estar, y la anécdota termina, o se transforma, un mausoleo, una urna con cenizas.

¿Moraleja? Ninguna.
¿Interpretación? La que quieran.
¿Mensaje final? Pues no uno evidente.
¿Y cual sería? Que me hacías mucho bien.

martes, 22 de julio de 2008

Bar


-Hola ¿Estas Solo?
-…

¿Solo? Define la palabra ¿Solo? Puede ser, o sea, estas tu, están los descerebrados que bailan, los que se besan, los que se manosean; está esta botella y este vaso, también esta el tipo que sirve los tragos y el que hace la música.

-¿Puedo acompañarte?
-…

¿Porque no? Total ya te sentaste.

-Yo invito esta. Ron, sin hielo ¿Y tú?
-Dos cervezas.

Ron sin hielo, toda una dama.

-¿Que haces tan solo?
-Creo que eso no te importa. Gracias por las cervezas.

Para que mirar a un lado, si no pierdo nada con hurgar entre los botones de tu blusa.

-De nada, solo quería darte un minuto de alegría. Me parecías tan triste.
-No estoy triste. Si quieres puedes regalarme más minutos de alegría, aunque con solo diez puedo ser completamente feliz.

Ya te veo adornando mi cama, y como esa voz de niña se transforma en gritos, y placer manando de tus ojos. Todo para mañana despertar con los rayos de sol en la cara o el frío de la desnudes sin sabanas.

-Mejor que no esperes, no me gustan tanto los hombres.
-Vaya, que lastima.
-¿Siempre te tomas la cerveza de esa manera?
-¿Conoces otra mas entretenida?

Abro una lata y me la bebo de una vez, la segunda lata la dejo hasta la mitad, no se de donde podría nacer tamaña estupidez, pero ya la tengo y no me molesta, y no me importa si le molesta al resto, total las latas las pago, o las pagan.

-Y dejas que se pierda el resto de cerveza.
-No, podría decir que es como una ofrenda para el borracho incógnito.
-Jajá jajá, algo así como una hermandad de los borrachos.

Tonta. Aunque hermosa.

-Claro, algo así como una hermandad. Bueno- el desgano ya me vence -me invitaste alcohol, me siento obligado a conversarte. Cuéntame que cosas te importan de la vida.
-En la practica nada me importa, me siento horas en estas sillas, busco una mirada que me acompañe y que me de un poco de cariño. Y cuando pierdo las ganas, me topo con alguien que me ofrece lo que le queda de esperanza, nos vamos a su casa, nos revolcamos, sin mediaciones ¿Para que si no saben a nada? Me deja, y nuevamente me siento en estas sillas a limosnear amor.
-Conmigo te pierdes, no te llevare a ninguna parte, no te ofreceré cariño, a lo mejor un poco de sexo sin miradas ni nombres, para luego perderte por ahí. Probablemente no te recordaré, el alcohol me afecta la memoria y me conserva el status quo. Lo siento, por lo general no dejo pasar una oportunidad con esta, pero ya ves, las cosas no siempre acontecen como uno espera.
Sin duda la tomaría del brazo para arrastrarla a mi cuarto, la desnudaría, la arrojaría con violencia a la cama, sería mi objeto, solo eso; pero no, luego al mundo se lo comería el vuelco, no me siento cómodo con el cambio, dejemos las cosas tal cual ¿Para que luz si en la oscuridad me siento tan grato?
-Jajá jajá, que lindo como te ilusionas, hasta me dan ganas de amarte esta noche y regalarte un poco de piel. Pero parece que no me escuchaste hace un momento, no me gustan tanto los hombres, me senté contigo por lastima. Vivo en este lugar, y a momentos siento que soy el ser más patético de la creación, pero siempre llega alguien como tú, y me recuerda que en la tierra hay seres más miserable. Así que me siento con ellos, les invito un trago y los dejo mirar un poco.
-…
-Perdóname si te hice pensar otra cosa.
-No te preocupes, igual ya es la hora en que pasan los trenes.
-¿Viajas en uno?
-¿Viajar? No
-¿Y que vas a hacer con un tren?

Que linda tu cara de sorpresa. Un poco de terror y pregunta. Por lo menos me llevo eso.

-No te importa.

Y que te puede importar, te lo digo con dulzura. Al final del día seguirás aquí, y al final del día, y de la semana, y del año, y al final de tu tiempo seguirás siendo la misma pero gastada, la que mira con lastima mientras sus encantos se escapan. Y mañana tu figura será la que ocupe este puesto. Y yo no estaré, ni siquiera me recordaras, pues me habré ido con las ruedas de un tren hacia ninguna parte.

sábado, 19 de julio de 2008

Dance


Algo así como buena música sonaba de fondo, y la silueta de ella se mezclaba entre tantos vasos y botellas, otras siluetas, otros ceniceros, otros perdidos.

-Que haces, loca.
-No molestes y déjame bailar.

Salvaje y libre parecía, que envidia. Completamente ciega, completamente sorda, inmoral, sin mediaciones huevonas y castrantes, de esas que se te meten en la conciencia y te dicen que estas bien y que estas mal. Una muralla de nada, y todo eso.
En un momento, el movimiento inesperado, caderas para allá, para acá. Todo es cómplice, todo es perfecto, una mirada, y las luces, y el humo de cigarro, y ella, libre devenir cuando me mira como diciéndome, párate.

-Párate, no seas grave, acompáñame ¿O es que no te gusto?
-No es eso, sabes que no bailo.
-Yo creo que no te gustan las mujeres.
-Tienes razón, no me gustan las mujeres, pero las que son como tu, me intimidan.
-Claro, por eso ayer babeabas.

Claro, el golpe preciso ¿Como no babear por ella? La de piernas eternas, la del pelo negro, la de los ojos grandes y los labios de beso. Sí, me intimida, pero es como cualquier narcótico, yo controlo hasta donde me lastima, y hoy no me vera llorar, ¿para que?

-Mejor me voy.
-Bueno, déjame por lo menos devolverte al vacío ese, al que extrañamente perteneces.
-No te compliques, baila tranquila. No te necesito en ninguna de tus prestaciones.
-Ya te pusiste imbecil.
-Pensé que te gustaba por imbecil.
-Sí, mejor ándate.

Si, dejarte sola y ver que haces esta vez sin tu imbecil, ese que te mira, que te escucha, y que mejor aun, te define.

-Besos.
-¿Solo eso?
-¿Qué mas quieres? Solo me voy, a lo mejor mañana me vez.
-Bueno.
-Bueno.
-Adiós.
-Mejor a Dios.

¿Para que la vida y no la completa dependencia? O como ella, que baila libre y salvaje.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Dialogo


- ¿Que miras tan concentrado?

- Como se difumina la luz que entra por ahí, cuando choca con tu cuerpo y hace que tu piel tome el color del fuego.

- Mmm apuesto que siempre dices eso a tus mujeres de algunas horas.

- No, solo se lo digo a las que amanecen a mi lado. ¿Quieres que te traiga un jugo? puedo exprimir unas naranjas, y si quieres también te traigo unas tostadas ¿con mermelada o solo mantequilla?

- ¿Harías todo eso para mí?

- En realidad no…

- Mmm mejor me visto y me voy, tengo que llevar a Matías al medico.

- Si, puede ser una buena idea, en unas horas tengo que estar en el trabajo, y hoy es un día importante, no puedo llegar tarde.

- Ok, entonces ¿te llamo o espero a que me llames?

- No te preocupes, yo te llamo.

- Ah, ese es un hasta nunca muy diplomático y muy trillado.

- Probablemente, pero no dudes que si te extraño o si mi cama se vuelve a enfriar, correré a llamarte.

- Así es más sincero que un simple yo te llamo, por lo menos eso te lo agradezco.

- De nada, oye se te ve emmm... espera yo te ayudo… ahí esta, listo.

- Gracias, habría sido raro subir al metro ofreciendo un poco de piel.

- Si, aunque a lo mejor de esa manera te encuentras uno mejor que yo, ya sabes, que sí te llame, que sí se interese y que no te llene de palabras vacías y cursis.

- Quizá, pero tampoco quiero eso, esta bien de esta manera, no necesito que me sostengan emocionalmente.

- Bien me parece, así le haces la vida mas fácil a la mitad de los hombres de la ciudad.

- Jaja, eres un bruto, aunque uno muy lindo.

- Y tú eres mi puta predilecta.

- Gracias, tan educado siempre.

- ¿Y no te ibas?

- En un momento, déjame pasar al baño primero.

- Hace lo que quieras, yo por mientras voy a dormir 10 minutos más, cuando salgas deja con llave.

- Bueno, que tengas lindos sueños.

- Si, creo que soñare otra vez contigo.

-

-